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Pasado el verano reinicio las entradas con un recuerdo muy especial para una persona entrañable a la vez que excelente profesional.
Representante durante muchos años de las ferias de la ciudad de Düsseldorf en España, era la cordialidad y amabilidad hecha persona. Siempre atenta para recibir a todos los convocados con esa clase y ese estilo difícil de copiar que pocos tienen. su esbelta figura dominaba la sala. Sin que se notase oteaba que todo estuviera perfecto, que no faltase nada, que todos estuvieran a gusto.
Si llegabas a uno de sus actos cansado por el trabajo o por el tráfico o por cualquier otro motivo, sus cariñosos saludos te devolvían la alegría y el sentirte bien, tal era la fuerza y la empatía de Maya.
Su inseparable pañuelo, después de tantos años, ya formaba parte de ella igual que ese hilito de voz que ella alargaba como hilo de una cometa que sube y temes que se te escape entre la manos.
Como maestra de ceremonias no tenía parangón. Sabía introducir al conferenciante con las palabras justas, sin robarle un ápice de protagonismo pero sin que faltase nada importante.
Con su tacto y su saber hacer guiaba con mano experta los coloquios y los turnos de palabra y cuando no había preguntas, ese momento tan odiado por cualquier moderador, sabía hábilmente introducir y comenzar ella misma el coloquio.
En las comidas posteriores a muchas de sus convocatorias, siempre en excelentes restaurantes, sabía crear un clima tan agradable que no tenías la sensación de estar trabajando sino en una reunión con buenos amigos.
Hoy su ausencia seguro que no se notará en lo profesional, así de bien ha sabido enseñar a los que continúan su labor, pero los que la hemos acompañado en tantas presentaciones durante tantos años, sí la echaremos de menos y la recordaremos pendiente de todos los detalles.
Un fuerte abrazo Maya.